lunes, 7 de septiembre de 2009

Entonces es cuando comprendes que las cosas ocurren por algo, que nada sucede porque sí, sino que siempre hay un porqué. Cada paso que damos, cada cosa que aprendemos, cada decisión que tomamos, no es en vano. Todo eso nos lleva a algo, aunque al principio no lo veamos, y pensemos que hacer todo eso no era necesario; Que las cosas podrían haberse quedado de ese modo y nada habría sido diferente. Pero con el tiempo uno se va dando cuenta de que no es así, que cosas que en un principio nos entristecen, nos parecen injustas, con las que no podemos convivir, terminan por convertirse en nuestra razón de vivir. Acaban llevándonos por el buen camino y nosotros sin saberlo, pensando que había llegado el fin. Que ya no habría un mañana después de eso. Aunque lo cierto es que después de ese mañana, suele haber un pasado mañana. Por eso las cosas van cambiando constantemente. Ocurren cosas que quisiéramos poder evitar, porque nos hacen sentir desdichados, pero al cabo de un tiempo todo se ve de otro color. Es cuestión de esperar a que vuelva a amanecer. Un nuevo día, el modo de ver las cosas con otros ojos, y comprender que no cambiaríamos nada de lo ocurrido en el pasado, que nos ha llevado a vivir este presente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tú has llegado a encender cada parte de mi alma,
cada espacio de mi ser.
Ya no tengo corazón ni ojos para nadie solo para ti.

El tiempo es demasiado
lento para aquellos que esperan,
demasiado rápido para aquellos que temen,
demasiado largo para aquellos que sufren,
demasiado corto para aquellos que celebran.

Seguidores