martes, 3 de noviembre de 2009




A veces la cosas terminan tan rápido que hasta uno ni se da cuenta que ya no están. Un amor, una ilusión, una esperanza, una persona... de pronto sentimos que algo se quedó en la memoria, y de hecho puede llegar a ser muy difícil lograr el sentimiento de cuando la teníamos a nuestro lado. Algunas cosas cambian, algunas cosas nunca cambian, y de pronto es casi imposible distinguirlo, como el beso de despedida que puede ser y no lo tendrás más, o la caricia que das al ser amado convertidas solo en imágenes, o cómo te sientes cuando dices cuánto aprecias a una persona y sentir su emoción. Y pasan los días y quisieras volver a sentir algo de ese recuerdo, es tan difícil. Por eso es necesario disfrutar lo que tienes, porque en cualquier momento ya no lo tendrás más. Aunque también hay cosas que no deseas recordarlas más, pero aunque no te esfuerzes en recordarlas, siempre quedan en algúna esquina de la ciudad del recuerdo. Que lindo sería soplar los años para romper la barrera de tiempo que te separa de sentir la emoción de tu recuerdo con la realidad.

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Tú has llegado a encender cada parte de mi alma,
cada espacio de mi ser.
Ya no tengo corazón ni ojos para nadie solo para ti.

El tiempo es demasiado
lento para aquellos que esperan,
demasiado rápido para aquellos que temen,
demasiado largo para aquellos que sufren,
demasiado corto para aquellos que celebran.

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